Me opongo
La carencia de ideas es patente es nuestra ciudad, y lo peor es que esto sucede a todo nivel. Las ideas innovadoras son desechadas por personajes temerosos de ser eclipsados en sus trabajos, y quienes tienen la desfachatez de plantearlas, corren el riesgo de ser aislados, por intentar figurar o lo que es peor osar cuestionar procedimientos, sistemas de funcionamiento, pueden terminar en ostracismo.
Somos más dados a destrozar a personas e instituciones por su desempeño y/o funcionamiento, que ha dar posibles soluciones, y ante una idea para reestructurar o intentar mejorar algo, en vez de considerar la factibilidad de aplicarla, el deporte nacional es derribar y enumerar un sin fin de factores que hacen de esa idea impracticable. Esta crítica, la mayoría de las veces, basada en percepciones carentes de sustento racional y objetivo, nunca son informadas o dadas a conocer en la instancia correspondiente, eso conllevaría cierto grado de compromiso, lo que prácticamente nadie esta dispuesto a asumir. Desgraciadamente esto no queda ahí, si por esas casualidades instancias superiores optan por poner en práctica, alguna innovación, esas crítica maliciosa cavará trincheras, de forma hacer fracasar cualquier atisbo de cambio, porque en el fondo el miedo al cambio, en definitiva nos aterra, el status quo, nos acomoda, la ley del mínimo esfuerzo rige cada una de las actividades que se desarrollan en nuestro San Antonio. hemos agregado un nuevo pecado capital, Pensar. La receta a seguir es simple, nunca opines para mejorar algo, solo para destrozar a personas e ideas, he ahí el verdadero placer. Y ante cualquier planteamiento novedoso, dí “me opongo, me opongo” como un antiguo regidor de este caserío, que solía oponerse sin siquiera poner atención a lo propuesto. Cosas de esta zona, no en vano la llamo Costa Brava.
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