Sentimiento Porteño
A mi abuelo le gustaba tanto el tango, solía tararear y cantar con tanta gracia, que todavía me emociona escuchar “Medallita de la Suerte”. Por esas cosas de la vida, llegué al tango gracias a la radio, debido al abuelo no llegué en blanco, algo sabía de este ritmo arrabalero con olor a bohemia. Nunca me incomodó el tango, es más disfruto de escuchar sus desgarradoras y apasionadas letras engominadas, como no deleitarse con la voz del zorzal criollo y las grandiosas orquestas de Francisco Canaro y Alfredo de Angelis, solo por nombrar algunos interpretes y compositores de renombre.
A mi abuelo le gustaba tanto el tango, solía tararear y cantar con tanta gracia, que todavía me emociona escuchar “Medallita de la Suerte”. Por esas cosas de la vida, llegué al tango gracias a la radio, debido al abuelo no llegué en blanco, algo sabía de este ritmo arrabalero con olor a bohemia. Nunca me incomodó el tango, es más disfruto de escuchar sus desgarradoras y apasionadas letras engominadas, como no deleitarse con la voz del zorzal criollo y las grandiosas orquestas de Francisco Canaro y Alfredo de Angelis, solo por nombrar algunos interpretes y compositores de renombre.
Son tantas las reminiscencias que despiertan en nuestros viejitos que da gusto saber que a través de algo tan simple como es una canción, logran revivir momentos que nunca más volverán.
Esos años mágicos, esos tiempos viejos, de hombría y gallardía como decía mi abuelo, que gracias a que estuvo embarcado pudo disfrutar en sus años mozos, vivió el tango en el mismísimo Buenos Aires, quizás cuantos amores marineros se asomaban a sus ojos cada vez que escuchaba esas melodías que lleva grabada a fuego en su memoria y que su nieto se encargaba de programar cada domingo a mediodía. Todavía recuerdo como marcaba el ritmo con su pie al mismo tiempo que cantaba. Cuando falleció hace un par de años, tuve la suerte de estar con él hasta el último desgarrador suspiro. Después de eso no lloré más por mi abuelo, ni en su velorio ni en su funeral. No fue hasta que unos meses después, mi madre me pidió que le traspasará desde un casette a un disco la grabación donde se escucha a mi abuelo cantando feliz y alegre sus tanguitos acompañados de su armónica y su infaltable pie al dos por cuatro. No hizo mi madre más que poner la cinta y escuchar su voz para que me deshiciera en llanto hasta que no salió hasta la última lágrima que me tenía destinada la pena de ese recuerdo.
De más esta decir que no pude cumplir con el deseo de mi madre esa vez, hasta hoy. Creo que ha llegado la hora de enfrentarme otra vez al fantasma de ese recuerdo lunfardo, espero ser capaz.
“Levanta la frente
no escondas la cara
enjuga tus lágrimas
échate a reir
no tengas vergüenza
a tu rostro aclara...”
Esos años mágicos, esos tiempos viejos, de hombría y gallardía como decía mi abuelo, que gracias a que estuvo embarcado pudo disfrutar en sus años mozos, vivió el tango en el mismísimo Buenos Aires, quizás cuantos amores marineros se asomaban a sus ojos cada vez que escuchaba esas melodías que lleva grabada a fuego en su memoria y que su nieto se encargaba de programar cada domingo a mediodía. Todavía recuerdo como marcaba el ritmo con su pie al mismo tiempo que cantaba. Cuando falleció hace un par de años, tuve la suerte de estar con él hasta el último desgarrador suspiro. Después de eso no lloré más por mi abuelo, ni en su velorio ni en su funeral. No fue hasta que unos meses después, mi madre me pidió que le traspasará desde un casette a un disco la grabación donde se escucha a mi abuelo cantando feliz y alegre sus tanguitos acompañados de su armónica y su infaltable pie al dos por cuatro. No hizo mi madre más que poner la cinta y escuchar su voz para que me deshiciera en llanto hasta que no salió hasta la última lágrima que me tenía destinada la pena de ese recuerdo.
De más esta decir que no pude cumplir con el deseo de mi madre esa vez, hasta hoy. Creo que ha llegado la hora de enfrentarme otra vez al fantasma de ese recuerdo lunfardo, espero ser capaz.
“Levanta la frente
no escondas la cara
enjuga tus lágrimas
échate a reir
no tengas vergüenza
a tu rostro aclara...”
Escrito por Dsanz @ 2:25 p. m.
10 Comments:
Que linda y a la vez triste tu nota. Pero son cosas del corazón... y a eso no se le puede hacer el quite porque tarde o temprano aflora.
Me alegro que quieras enfrentarlo. Mucho ánimo!!
Maravilloso Daniel, por eso tu amor por Buenos Aires.
Prometo subirte un tango en honor a tu abuelo.
No se te pegó I touch myself solo de escuchar el título,¡ como sabe usted de música!...sabrá también de terapia.
Saludos desde lejos
My Dearest Daniel
Que bello post pusiste... y a mi abuelo tambien le gustaba el tango... aunque nunca lo oi cantar alguno, sé que hay un monton de vinilos en casa que eran de él.
Y yo tambien heredé el gustito... aunque mis favoritos son "Por una cabeza" y "que falta que me hacés" [un bello recuerdo... no de mi abuelo, pero recuerdo al fin y al cabo se me viene con ese tango]
Te mando un beso enorme
Paly
Conozco muy poca gente que gusta del tango... sólo recuerdo a un profesor de la universidad que hacía una de las clases más importantes de la carrera y además, con 70 años a cuestas, hacía clases de tango a un grupo de jóvenes que recién superaban los 20 años.
Un día le hice una simple pregunta y me respondió con la letra de un tango porteño:
"Alma, si tanto te han herido
porque rechazar el olvido
porque prefieres llorar lo que has perdido
buscar lo que has querido
llamar lo que murió.
Vives inútilmente triste(...)"
(si sabes de quien es la canción, te agradecería me avisaras).
Pese a que sus palabras no tenían directa relación con lo que le preguntaba... sí tenía relación con mi vida. Esta vida loca.
Saludos!!
Gracias por encontrar la canción!!!
Tengo muy buenos recuerdos de ese momento, por lo que tener ahora la letra es espectacular.
Te pasaste!!
Nos leemos.
Y ahora quien es el Che?? jajajaj, muy buen comentario, muy fuerte y emotivo.. porque asi es el tango, no hay otra forma de hablar de el que no sea con fuerza.
Cambiando de tema y parafraseando a Tom Cruise en Mision Imposible, "dijera donde voy, no serían vacaciones"...saludos viejo perro.
El Doc, desde una playa cercana (y no soy la vibora de la mar, de la mar)
De nada, algo de aquella Buenos Aires soñada, te sigo debiendo un tango para que bailes con tu polola, así le dicen? no?
El tango...se necesitan dos para hacerlo bien, una verdadera pareja.
Saludos desde un barrio muy cerca de Flores.
Me gustó tu post.
A mi abuelita tb le gustaba mucho el tango.
Se fue el verano pasado y no lloré hasta el funeral, y de ahí hasta que se fue transformando el dolor, asimilando todo.
Anyway.
It's always hard
besitos.
chau.
pd.Ah, y ya volví escribir
Me encantó tú post!! me emocioné, mi padre siempre canta tangos ( tiene linda voz), le fascinan y cada vez que escucho uno se me viene a la memoria por un lado Bs As. que es una ciudad que me fascina y mi padre que por suerte tiene pa' rato (eso espero.
De hecho tengo en mente un que siempre canta que me tinca que es requeteantiguo y dice más o menos así (jajajaj):
Viene serpenteando la quebrada, la pastora y su majada y su tarararaaaaaa!!!
Hola Daniel, me había desparaecido de este mundo un tiempo pero aquí he vuelto...No te leía hace un tiempo, pero me alegro de encontrar lugares comunes en donde siempre es bueno aparcar. saludos y seguimos en la lectura y comentarios de blogs.
SinedicióN
Publicar un comentario
<< Home