Mi vida en Re menor o Arrancacorazones
Por qué mierda uno deja de hacer las cosas que supuestamente nos gustan, la verdad no lo sé, simplemente las dejamos de hacer. Está filosofada de pacotilla viene a raíz de que el otro día en la radio quedó una guitarra por unos días guardada, la miré de reojo, como que quería y no quería, diría que hasta me corté, vi sus curvas tan perfectamente conservadas que me daban nervios posarlas en mis muslos más carnosos que nunca, tocar guitarra es como bien eroticon, primero debes tratarla como a una mujer, bueno diría que en la mayoría de las veces mucho mejor, tiene la gracia que no es celosa, es más es el gancho perfecto para flirtear, basta saberse el gorro de lana y algo ya caerá por ahí, si no pregúntenle a mi compadre que por andar cantando por la U conoció a su actual esposa, por mi parte no me quejo, la guitarra así como sirve para enamorar sirve para botar todo el despecho causado por una mujer indigna...”de que te sirve, tu elegancia y tu hermosura, si has nacido destinada a ser basura, escoria humana de mujer perdida, si has nacido con el alma envilecida”, esa cancioncita se la cantaba a mi negra Ester de turno.
Bueno la cosa iba en la guitarra que estaba en la radio, sigo, la cosa es que no me atrevía a tomarla, sentirla entre mis manos, tocarla con mis toscas manos pero de diestras falanges, bueno ni tanto, como que con el punteo ando medio peleado, pero esa experiencia religiosa de posarla y sacarle las más bellas notas, como la elegancia de un Sol mayor o la tristeza de un Re menor, si yo fuera una nota musical claramente sería una nota menor. Lo divertido de todo es que yo tocaba guitarra y me sabía hartas canciones, parecía juglar, en cada esquina una canción, solo me faltó subirme a las micros. Pero el paso del tiempo hizo su trabajo, olvidé, las canciones, sus notas, lo olvidé casi todo, soy un fiasco, no llego ni al coro de una canción. Volviendo al tema, quise hacerme el gueón con ella, pero no pude, la atracción lejos de ser fatal, fue carnal, estaba más suave que nunca, parecía amante, siempre dispuesta, sin preguntas, sin reproches, sin berrinches, sin atados de ninguna especie, yo diría que es la única que me ha tenido paciencia, a mi mal humor, a mis repetidos errores, se ha adaptado a mis penas y alegrías, a mi desapego crónico, “Tú, la misma de ayer, la incondicional, la que no espera nada”(esta frase yo diría que la he escuchado en alguna parte”). El cuento es la cogí y le dediqué mi última canción, con su complicidad y solos los dos, nos entregamos al placer de la música, para ella cualquier cosa que yo toque esta bien, por eso en sus cuerdas, en cada nota que sonaba, yo sentía su deleite, y logramos ser uno una vez más, como antes, como siempre, que importaba el tiempo perdido, ahí estábamos entregados a la delicia sensación de frotarnos, - oh guitarra mía, yo sé que eres de otro, pero fuiste mía y solo eso importa.- a ella le canté su canción al oído, “evitar resistir, tu hechizo de suave adicción, como si fuera fácil dominar mi sentir....Más dame un poco más, quiero intoxicarme en vos, arrancacorazones, Hoy antes del final quiero intoxicarme en vos, arrancacorazones, dame tu droga”
Bueno sería eso, si Tom Hankes se pasa rollos con un balón acaso yo no puedo pasármelos con
Por qué mierda uno deja de hacer las cosas que supuestamente nos gustan, la verdad no lo sé, simplemente las dejamos de hacer. Está filosofada de pacotilla viene a raíz de que el otro día en la radio quedó una guitarra por unos días guardada, la miré de reojo, como que quería y no quería, diría que hasta me corté, vi sus curvas tan perfectamente conservadas que me daban nervios posarlas en mis muslos más carnosos que nunca, tocar guitarra es como bien eroticon, primero debes tratarla como a una mujer, bueno diría que en la mayoría de las veces mucho mejor, tiene la gracia que no es celosa, es más es el gancho perfecto para flirtear, basta saberse el gorro de lana y algo ya caerá por ahí, si no pregúntenle a mi compadre que por andar cantando por la U conoció a su actual esposa, por mi parte no me quejo, la guitarra así como sirve para enamorar sirve para botar todo el despecho causado por una mujer indigna...”de que te sirve, tu elegancia y tu hermosura, si has nacido destinada a ser basura, escoria humana de mujer perdida, si has nacido con el alma envilecida”, esa cancioncita se la cantaba a mi negra Ester de turno.
Bueno la cosa iba en la guitarra que estaba en la radio, sigo, la cosa es que no me atrevía a tomarla, sentirla entre mis manos, tocarla con mis toscas manos pero de diestras falanges, bueno ni tanto, como que con el punteo ando medio peleado, pero esa experiencia religiosa de posarla y sacarle las más bellas notas, como la elegancia de un Sol mayor o la tristeza de un Re menor, si yo fuera una nota musical claramente sería una nota menor. Lo divertido de todo es que yo tocaba guitarra y me sabía hartas canciones, parecía juglar, en cada esquina una canción, solo me faltó subirme a las micros. Pero el paso del tiempo hizo su trabajo, olvidé, las canciones, sus notas, lo olvidé casi todo, soy un fiasco, no llego ni al coro de una canción. Volviendo al tema, quise hacerme el gueón con ella, pero no pude, la atracción lejos de ser fatal, fue carnal, estaba más suave que nunca, parecía amante, siempre dispuesta, sin preguntas, sin reproches, sin berrinches, sin atados de ninguna especie, yo diría que es la única que me ha tenido paciencia, a mi mal humor, a mis repetidos errores, se ha adaptado a mis penas y alegrías, a mi desapego crónico, “Tú, la misma de ayer, la incondicional, la que no espera nada”(esta frase yo diría que la he escuchado en alguna parte”). El cuento es la cogí y le dediqué mi última canción, con su complicidad y solos los dos, nos entregamos al placer de la música, para ella cualquier cosa que yo toque esta bien, por eso en sus cuerdas, en cada nota que sonaba, yo sentía su deleite, y logramos ser uno una vez más, como antes, como siempre, que importaba el tiempo perdido, ahí estábamos entregados a la delicia sensación de frotarnos, - oh guitarra mía, yo sé que eres de otro, pero fuiste mía y solo eso importa.- a ella le canté su canción al oído, “evitar resistir, tu hechizo de suave adicción, como si fuera fácil dominar mi sentir....Más dame un poco más, quiero intoxicarme en vos, arrancacorazones, Hoy antes del final quiero intoxicarme en vos, arrancacorazones, dame tu droga”
Bueno sería eso, si Tom Hankes se pasa rollos con un balón acaso yo no puedo pasármelos con
una guitarra.
7 Comments:
jajaja, buenaaaaa, bravo, te pasaste, me reí con tu nota, media volá!!.
Pero hablando enserio, me entretienen tus notas.
Nunca he aprendido a tocar guitarra, me encantaría, creo que me lo propondré para este año, entre aprender a manejar (pánico), aprender algún idioma, pintar un cuadro, salta bengi, o parapente, etc, etc. Voy a aprender a tocar guitarra, en diciembre te cuento si aprendí.
Un saludo, te leo.
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con un par de notas y esa mirada un tanto transparente siempre terminan los hombres envolviendo las minas como uno.
típico.
lo malo está en que comose engrupe uno, también se engrupen otras cuantas...
weno, el tema me llevo a esto. Me quedé en que los músicos son mi quinto infierno y me distraje un poco del post (I'm sorry)...
un besito y te estoy leyendo
chauu
Esteee...sí, es interesante un hombre tocando guitarra...una linda melodía con voz varonil y suave...porque con cueca o ranchera no calienta a nadie...jajjajja...en fin...yo hace unos días me encontré con una guitarra en un carrete...la miré haaarto rato hasta que decidí a tomarla y empezar a tocar...plop, había olvidado la gran mayoría de las canciones... me salvó el típico punteo de I Wish u where here" de Pink floyd y quedé como reina...jajjaja
Pidieron más y dije...no, de lo bueno poco....
jajajajajjajaja
Un abrazo
Koalitta
(no se me pierda pue)
Bueno, esa pasada de rollos me es bastante familiar. Pero lo mío no es con guitarra, sino con una tela y un pincel. Hace casi un año que no pinto y sé que cuando me pille esa caja llena de óleos y pinceles, me ocurrirá algo muy similar de lo que te sucedió a ti. Eso si, sumado a mi eterno cuestionamiento de porqué nunca me puedo dar el tiempo para hacer algo que sé que me hace tan bien.
Bueh, así es la vida.
Saludos.
Qué buen escrito. Te lo digo desde la complicidad de otro guitarrero, algo más fiel, aunque he pasado por momentos de lejanía también.
Y es muy cierto eso de que cuando vuelves, no te pasa la cuenta, no hay reproches, sólo basta ver si la afinación es la correcta mi-si-sol-re-la-mi, ok? Ok y ahí estamos otra vez.
Eso de un tono mayor o menor está muy bueno. Creo que yo sería un Mi9 de esos con agregados, algo tristón, pero optimista.
Buen Blog, te estaré visitando.
Saludos.
Muy dulce blog. Yo había dejado de ver mi piano y este año el ébano y el marfil me miraron como antes y no pude ignorarlos.
Saludos
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