Costa Salvaje (Ciudad Casino)

El escándalo de todos los días

Después que el cardenal Francisco Javier Errazuriz hablara ante la clase política de la Escandalosa desigualdad en la distribución de la riqueza en nuestro país, la discusión se ha diluido lentamente, reconociendo tácitamente el status quo en que esta inmerso nuestro país en materias sociales, gracias a la complicidad existente entre nuestra clase política y empresarial, solo ha sido considerada como un llamado de atención o un tiro a la bandada, de la bienaventurada Iglesia Apostólica Romana, la misma que tiene un sacerdote por cada 15.000 habitantes en los barrios altos y 1 curita por cada 45.000 feligreses en los barrios más populares, (que equitativa distribución de los agentes de Dios, el burro hablando de oreja), la misma que educa en sus escuelas particulares no precisamente a ciudadano común y corriente. En esas aulas educaron, educan y educaran a la casta dominante, según sus valores, dignos de un buen cristiano, algo falló claramente, esos mismos son los que se llenan los bolsillos a destajo y dan su cuota de caridad para mantener sus conciencias limpias ante Dios y la santa Iglesia, para ello cuentan con sacerdotes puertas adentro para guiar su vida espiritual. De muestra un botón, no serán pocos los que estarán en el Vaticano para regocijo propio, en la canonización de Alberto Hurtado, quien hizo más por los pobres que lo que han hecho esos hombrecitos que se golpearan el pecho en el epicentro de la cristiandad. Encima, han tenido el descaro de censurar el contenido social de su mensaje, adaptando a su antojo la imagen que proyectaba este sacerdote del pueblo, catalogado en su tiempo como cura rojo por algunos sectores más conservadores de misma iglesia que hoy le rinde pleitesía, claramente Hurtado vivió el evangelio de Jesucristo de una manera distinta, comprometida, cercana con el desposeído, ejemplo que no han sabido seguir en lo más mínimo la gran mayoría que se regocijará de su santificación. Que triste y desdichado se debe sentir Don Alberto, si es que está en el cielo, como predica la iglesia sobre el destino de las almas buenas en la tierra. Estos tipos han tergiversado su mensaje, “Dar hasta que duela”. Dejándolo en un “Darles hasta que les duela”. Ignoran la pobreza y más aún establecen un trato discriminatorio con sus trabajadores bajo el amparo de los administradores de nuestra seudo democracia que como dijo Lamarca “es una chacra”. Estos care raja más encima hacen usufructo del santo del pueblo, no será mucho digo yo, gente que claramente no lleva una vida como la de Hurtado y o como la del mismísimo Cristo, ese que dijo sin eufemismos, “ Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios”, ese Cristo no mora en sus Iglesias, esa donde sus rezos se diluyen en el eco de sus almas vacías. Herejes, se pasan su Santa Biblia por la misma raja, si solo respetaran y practicaran lo que dicen creer y adorar, este mundito sería un poco mejor, imponen reglas morales que ni siquiera cumplen. Me desagradan en demasía estos falsos cristianos, porque hacen parecer lo verdaderamente correcto como una maldita utopía. No creo en los santos, creo en los buenos hombres, Alberto Hurtado era uno de ellos. Por favor respeten su obra, el prefería las calles a estar enclaustrado en los frios templos. Creía que la Fé sin obras, estaba muerta. Señores los valores se viven, no se comen, ni guardan, ni siquiera se los pueden robar, solo vivan los valores que dicen profesar, por favor, haganlo por ustedes y por nosotros, amén.