jueves, septiembre 22, 2005


¿Perdonarlo nunca, insertarlo jamás?

Ayer me dediqué a ver el reportaje sobre el caso que estremeció al país hace más de un año, me refiero al caso de Rodrigo Orias, quien asesinó salvajemente a un sacerdote italiano en plana catedral de Santiago luego de finalizada la homilía. La verdad es que luego de un año recién pude conocer el trasfondo de tan infame episodio. Un análisis desapasionado de los hechos, que solo el tiempo al parecer nos puede brindar, muestra en perspectiva la sucesión de desgraciados y desafortunados acontecimientos que desencadenaron en este hecho de sangre y que aún la opinión pública cataloga a buenas y primeras como un acto satánico por parte de uno de los seguidores del ángel caído, por lo cual merece las penas del infierno y porque no, la muerte.
En otros tiempos lo más probable hubiera sido quemado vivo después de torturar su cuerpo y condenar su alma a eterno tormento, de eso no me cabe duda. Afortunadamente algo hemos evolucionado.
Una esquizofrenia galopante hizo de las suyas tergiversando la realidad de este joven patagón, a quien una escalofriante soledad llevó a buscar respuestas en el oscurantismo, terreno fértil para quienes reniegan del cristianismo en un afán muchas veces de rebeldía, esta enfermedad se amparó y arraigó cruelmente en Rodrigo, quien se extravió en los caminos de la locura. Esta esquizofrenia en otras circunstancias quizás hubiera hecho de este joven un santo, de esos iluminados que abundan en la fauna de nuestra historia religiosa, personajes que hicieron de sus vidas una cruzada, gracias a voces que inundaban sus cabezas. ¿Qué hace la diferencia entre un loco y un santo?, la vara moral con que se midan sus actos.
La ciencia va infinitamente más rápido que nuestra capacidad de asimilar nuevas realidades que se nos presentan. Pobre de nosotros que bajo el dogma inmaculado, nos privamos de progresar en la razón y la esquiva verdad.
Un punto aparte me merece en este caso el tema del perdón. Cercanos al eclesiástico italiano, con filiación en la iglesia, reconocen estar en la encrucijada del perdón, no les es fácil sentir compasión, misericordia, clemencia para una persona que a todas luces actuó alienado por esta infame enfermedad, me declaro incompetente en estos asuntos. El perdón es demasiado complejo como para opinar con soltura sobre cosas que no me atañen directamente y por ende no he sentido en carne propia. El perdón es una acto personal que solo los afectados tienen derecho a considerar, cualquiera sea la decisión debe estar libre de todo cuestionamiento por parte de terceros. ¿Qué sucederá con este chico de mirada fija y profunda?. Una de las profesionales a cargo de supervisar el tratamiento de Rodrigo Orias, dijo claramente que ha sido tratado satisfactoriamente y esta en condiciones de ser insertado a la sociedad sin ningún tipo de aprehensiones, que no existe razón de tenerlo privado de libertad.
¿Estamos preparados para aceptarlo entre nosotros?, quisiera pensar que sí.

9 Comments:

At jueves, septiembre 22, 2005 11:54:00 p. m., Blogger Unknown said...

Si lo vemos desde el punto de vista simplista el tema de Orias es fanatismo por determinada causa. Si, está bien, llevada al extremo de matar gente de la iglesia católica, pero en cierto sentido ¿no es el extremo opuesto del fanático religioso que expone que debemos convertirnos a determinado tipo de creencia?

Si es el tema discutir su reinserción social, mi voto es por aceptar su participación en la comunidad. El porqué se basa en los mecanismos de influencias. Él fue influenciado por X manera de pensar pero al parecer, según sus médicos, ha reconocido sus errores y acaso no vivimos todos influenciados por X manera de ver el mundo, lo cual marca nuestra forma de actuar y relacionarnos.

El tema del perdón no nos incumbe, no fuimos las victimas, a nosotros, como sociedad civilizada no corresponde entender, no aceptar, y comprender el porqué de sus actos y aprender de ellos, pero nunca desechando la oportunidad de que Orias nos muestre quién es el de verdad y que es lo que puede llegar a ser como un individuo socialmente apto.

Disculpa por lo extenso, pero es un tema de mecánicas socioculturales que da para mucho.

Saludos viejo

 
At viernes, septiembre 23, 2005 10:52:00 a. m., Blogger franco said...

No concuerdo contigo en cuanto al tema del perdon en este caso. En que sentido; en que el horrendo acto cometido por Orias es un agravio a la sociedad toda. Producto de esa evolución de la sociedad es que existe el Derecho Penal, que sanciona con una pena a quien se ha alejado de los margenes conductuales socialmente establecidos en las tipos penales.
Asi como existen las penas, existen los eximentes de responsabilidad, que eliminan un factor de la conducta del hechor de un delito, esto es, la culpabilidad. Este es el caso de Orias. Por tanto, el perdon ni siquiera es procedente. Ya que Orias, no tiene culpa de sus actos. Ahora más que una concesión social, es un deber el reinsertarlo a la vida.

Gran post Daniel...
Se te extraña en mi boliche...
Franco

 
At viernes, septiembre 23, 2005 4:32:00 p. m., Blogger Paitoca said...

sí, el perdón es personal. El problema está en que quién debe perdonarlo ya no está para hacerlo.
Increíble es pensar que si con tratamiento este chico está sano, entonces él no debería haber llegado nunca a ese estado, debería haber sido tratado con mucha anticipación. Pero existen dos problemas grandes, primero los tratamientos siquiátricos son carísimos, segundo el supuesto popular de que si vas al siquiatra estás loco, eso frena a muchos...es una pena, porque con el grado de locura y depresión que hay entre los habitantes de este mundo, no estamos para darnos el lujo de perder un tratamiento.

Eso, te dejo un abrazo por cada comment que me dejaste hoy. Gracias!.

ps: nos veremos por tus mares este fin de semana...claro, virtualmente.

 
At viernes, septiembre 23, 2005 7:44:00 p. m., Blogger Pablillous said...

me impacto mucho ese suceso..
yo no podria perdonar...lo siento
simplemente no podria..

 
At viernes, septiembre 23, 2005 11:14:00 p. m., Blogger Paula B. said...

Primero que nada mi niño:

No me vendí al sistema, pero de algo hay que vivir, no lo crees??.. total es "platita poca pero segura", como diria Enrique Maluenda.

Y respecto a tu post... tengo mis sentimientos encontrados con los asesinos que actuan bajo enfermedad mental. Ya que he conocido casos de esquezofrénicos que no son para nada violentos, y que si tienen posibilidades de rehabilitación.
Pero con casos de asesinos... me dá esa cosa en la guata, la que me dá con casos como El Tila, o Cupertino Andaur, o el psicópata de Alto Hospicio... que son sujetos que no tienen posibilidad alguna de reinserción, que el estado va a mantener en cadenas perpétuas y que no sé si han tomado conciencia de las aberraciones de sus actos... en fin... al parecer me bajó el instinto de conservación.

Besos y si, ya no me pierdo

Paly Messer S.

 
At sábado, septiembre 24, 2005 4:49:00 p. m., Blogger . said...

Concuerdo con Franco, con cada una de sus palabras... me las robó de las manos...

Un abrazo

Koalitta

 
At sábado, septiembre 24, 2005 5:22:00 p. m., Blogger Pilar said...

Pucha que la pusiste dificil niño... perdonarlo? no creo porque si no fue realmente conciente de sus actos mas bien hay que "comprenderlo" yo creo... y claro que habria que reincertarlo en la sociedad pero seguro que seguiría siendo victima de discriminación, él que debe estar preparado es él para sumir eso y seguir viviendo, la sociedad no va a cambiar solo para no hacerlo sentir mal, es terrible pero asi es...
Hasta pronto niño-del-puerto-lindo.-

 
At domingo, septiembre 25, 2005 11:32:00 p. m., Blogger lunática said...

Llegué aquí de casualidad.
Primero me detuve porque vivímos en la misma ciudad. Después me quedé porque había algo que leer.
Y aquí estoy, pensando en que habrán visitas periódicas, si no es molestia.
Ahora bien, el perdón, es personal, pero tampoco es uno alguien para andar perdonando.
Además no todo el mundo piensa igual, no todos sentimos igual, algunos les afecta más, y si no se está preparado, es comprensible.

 
At domingo, septiembre 25, 2005 11:40:00 p. m., Blogger Pau said...

Difícil aceptarlo (creo que de alguna manera también me incluyo). Y es que alguien que cometió un crimen como ese (por muy enfermo que estuviera) es castigado por esta sociedad quien rechaza su existencia para siempre. ¿Alguien le dará trabajo?,¿su familia lo recibirá nuevamente?
Su nombre queda en la retina de todo el mundo.
Tomando en consideración su enfermedad, ojalá se pueda.

 

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