viernes, septiembre 02, 2005



Amores Perros

Ayer cuando caminaba tranquilamente al trabajo, me tocó revivir un hecho que marcó mi niñez. Venían caminando en dirección contraria a mi, un grupo de señoras platicando por la vereda, acababan de retirar a sus niños de una escuela cercana, después de cruzarme con estas damas, ante mi se presentó la siguiente imagen:
Un grupo niños y niñas no más de 6 años revoloteaban, de pronto de una casa apareció un perro negro imponente, que impertérrito cerró el paso a una niña y un niño, ella lo esquivó sin inmutarse, pero el otro pequeño distraído, se encontró de frente con el can, eran prácticamente de la misma altura, el niño se asustó y dio un gritó, el perro se espantó y ladró, apure el paso, el chico empezó a correr y detrás de él el perro, fríamente dejé pasar el niño por mi lado, que a esta altura ya gritaba, y le cerré el paso al perro tratando de espantarlo, en ese momento volví a ser ese pequeño que caminaba por una calle oscura a hora indebida, cuando un perro se abalanzó indolente y mordió mi pierna, aun después de caer al suelo, seguía hincándome el diente, debo ser medio sabrosón. En ese momento sentí pavor y un frío recorrió mi cuerpo, estaba completamente solo, en ese momento me di cuenta que enfrente estaba la casa de mi tía, grité con todas mis fuerzas. Este no fue cualquier grito de desesperación, fue un gritó con nombre, el de mi primo, ¡Juaaaaaaaannnnn!. De todos los primos que vivían ahí, solo se me vino a la cabeza el de él. Con desesperanza miré hacía la puerta, la cual para mi suerte se abrió bruscamente y tras ella apareció la figura alargada de mi primo. Todavía admiro esa premura y claridad ante los hechos que se sucedían. Llamó a mi tía mientras salía presuroso en mi rescate. Apartó al perro de mi lado y me tomó en sus brazos emprendiendo la carrera hasta mi casa, secundado por mi tía. Recuerdo mucha sangre y lo más impactante, ver mi gordurita saliendo de mi pierna y mi pantalón azul rey manchado y destrozado. Mi madre me llevó apresuradamente al hospital donde 15 puntos sin anestesia me esperaban, siempre pensé que me corchetearon la pierna, sobre todo por la cara del tipo que estaba a cargo de tan tortuosa tarea, que repetía no duele, no duele y reía, yo por mi parte recuerdo haber emitido gritos de manera directamente proporcional a la cantidad de puntos, ni más ni menos . Después vinieron los trámites judiciales, las vacunas antirrábicas en mi barriga y la cicatriz que todavía me acompaña en mi pierna izquierda como prueba de este negro episodio en mi vida y que ayer en la tarde revivió mis peores temores en ese pequeño indefenso que corría aterrorizado, creo que sobre actué, no dejé al perro en paz hasta que depuso su loca carrera tras de éste. Por un momento, creo, yo fui ese chiquillo asustado que buscaba raudo los brazos de su madre. ¿Instinto, valor? Creo que reacciones pendientes y congeladas en el tiempo. Mi primo a los años falleció trágicamente en un barco pesquero, dejando una esposa que no toleró el golpe y un mes después partió en su busca. La historia de sus hijos es igual de triste. En cuanto a mi tía hace dos años sucumbió en los brazos de mi madre después de una larga lucha con el cáncer. No creo que ese niño sepa todo lo que provocó en mí este incidente, pero sé muy bien que significó la actitud de estas dos personas que ya no están conmigo.

6 Comments:

At viernes, septiembre 02, 2005 11:21:00 a. m., Blogger Paula B. said...

Lo que no te mata te fortalece dijo Nietzche (perdón si lo escribí mal), y con tu post queda más que demostrado.

Porque la cicatriz te recuerda a tu gente, porque te recuerda todo lo que aprendiste.

Voy a parafrasear una canción de papa roach que me fascina:

"The scars reminds me that the past is real"

Saber vencer tus miedos, para ayudar a un chiquillo que como tú estaba asustado.

a lo mejor nadie te lo dijo... tal vez él ni si quiera se da cuenta... pero eres un héroe cotidiano.

Un beso y feliz semana

Paly Messes S.

 
At viernes, septiembre 02, 2005 1:11:00 p. m., Blogger Marlencita... conquistando el universo said...

a mi me encantaba arrancar de los perros... esa adrenalina es la raja... o era..

 
At viernes, septiembre 02, 2005 1:52:00 p. m., Blogger franco said...

UFFF....

Que gran experiencia mirar un hecho enfrentando al pasado. Mirarte de nuevo de niño, ante un miedo que creías superado. Solo poseemos una cosa en nuestra vida, el pasado, y las cicatrices se encargan de recordarlo. Quizá ese niño jamás llegue a saber de ti, o tu destino, pero haz promovido la reacción en cadena de un lindo gesto, el que algún día te será retribuído.

www.francodiazayala.blogspot.com

Saludos
Nos leemos

 
At viernes, septiembre 02, 2005 3:54:00 p. m., Blogger Pilar said...

Justo hoy publiqué algo que habla de mi perro! y Ratón de Biblioteca tambien algo de su perrita que murió, que pena, las tres son historias bien diferentes pero el mismo protagonista... me gustó el relato, yo les tengo miedo a los perros, excepto al mio...Saludos perrunos!!

 
At viernes, septiembre 02, 2005 4:36:00 p. m., Blogger . said...

Acabo de ser mordida ferozmente por un maldito perro...creí morir...en fin.

Nueva en esto, andaba de paseo...te invito a leer mi cuento a ver si te hace ilusión...

Carla

 
At lunes, septiembre 05, 2005 1:42:00 p. m., Blogger Paitoca said...

Qué historia más llena de recuerdo y sentimientos...hermoso gesto. Creo que ese niño, anque jamás lo sepa, te debe una ;)

 

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