¿Trutro o Pechuga?
Recuerdo a un teniente que me tenía mucho odio, todo a raíz que no quería tomar las armas, pecado capital para este neotroglodita, con innumerables características para convertirse en el eslabón perdido de la evolución humana.
Era la primera mitad de la década de los 90’, la cosa había evolucionado regularmente, el Capitán general todavía hacía de las suyas, si bien es cierto no golpeaban ya a los reclutas, no era difícil encontrar especímenes que te hicieran la vida imposible dentro del regimiento. En mi caso a pesar de que este teniente ni siquiera estaba a cargo del pelotón al que yo pertenecía, se encargaba de tratarme de lo peor, gustaba de ridiculizarme y humillarme delante de toda la compañía, de insultarme utilizando un lenguaje soez y vulgar. En una ocasión cuando las tres compañías tuvieron que ir a Bucalemu para instrucción militar, debido a mi condición de no tomar las armas, fui enviado a trabajar a rancho, no sé que era peor. Tenía que levantarme a las cinco de la madrugada para comenzar a trabajar en el desayuno de cerca de trescientos reclutas sumado la oficialidad, y éramos los últimos en acostarnos preparando el rancho para el otro día, en resumen una Elvira de verde olivo.
El punto es que este teniente en una de las salidas con su pelotón llegó hecho un demonio, el motivo, tres de sus soldados se habían desmayado cuando el los expuso a una culebra que encontraron en el cerro, lo que menos le decían los demás oficiales es que estaba a cargo de un grupo de maricas. Ante tal afrenta de sus compañeros de armas, no encontró mejor idea que desviar esa burla y volcarla sobre mí que en ese momento servía a la oficialidad su almuerzo. Salió de la sala raudo y volvió con la culebra en sus manos jugando con ella, ese fue un momento en que hubiera querido ser invisible. El muy caradura se acercó a mi y comenzó el show, si hay algo a lo que tengo miedo y aversión es a las serpientes, el putamadre me pasó el reptil todavía con vida por la cara y el cuerpo, me la puso de collar y sentí como se deslizaba por mi cuello, en fin una pesadilla para alguien que les tiene repulsión. Cual fue la sorpresa para el personaje antagónico de este cuento. A pesar de todos mis temores, yo actúe con tal naturalidad e ignoré por completo su presencia y la de su pariente más cercana en la cadena evolutiva. Fueron al menos cinco minutos que este individuo intento de todas las maneras posibles generar en mí descontrol, pavor, temor, histeria, perturbación, mientras yo de la manera más digna seguía con mi labor de servir a esta audiencia que poco a poco se fue poniendo de mi parte e hizo ver a este papanatas que finalmente había perdido al no conseguir el efecto que causó a los hombres de su pelotón, el incidente terminó abruptamente con la risotada general de sus compañeros y la salida del emputecido oficial profiriendo una cantidad irreproducible de insultos a mi persona, que en su interior se reía del prepotente teniente y continuaba apaciblemente con su labor:
Recuerdo a un teniente que me tenía mucho odio, todo a raíz que no quería tomar las armas, pecado capital para este neotroglodita, con innumerables características para convertirse en el eslabón perdido de la evolución humana.
Era la primera mitad de la década de los 90’, la cosa había evolucionado regularmente, el Capitán general todavía hacía de las suyas, si bien es cierto no golpeaban ya a los reclutas, no era difícil encontrar especímenes que te hicieran la vida imposible dentro del regimiento. En mi caso a pesar de que este teniente ni siquiera estaba a cargo del pelotón al que yo pertenecía, se encargaba de tratarme de lo peor, gustaba de ridiculizarme y humillarme delante de toda la compañía, de insultarme utilizando un lenguaje soez y vulgar. En una ocasión cuando las tres compañías tuvieron que ir a Bucalemu para instrucción militar, debido a mi condición de no tomar las armas, fui enviado a trabajar a rancho, no sé que era peor. Tenía que levantarme a las cinco de la madrugada para comenzar a trabajar en el desayuno de cerca de trescientos reclutas sumado la oficialidad, y éramos los últimos en acostarnos preparando el rancho para el otro día, en resumen una Elvira de verde olivo.
El punto es que este teniente en una de las salidas con su pelotón llegó hecho un demonio, el motivo, tres de sus soldados se habían desmayado cuando el los expuso a una culebra que encontraron en el cerro, lo que menos le decían los demás oficiales es que estaba a cargo de un grupo de maricas. Ante tal afrenta de sus compañeros de armas, no encontró mejor idea que desviar esa burla y volcarla sobre mí que en ese momento servía a la oficialidad su almuerzo. Salió de la sala raudo y volvió con la culebra en sus manos jugando con ella, ese fue un momento en que hubiera querido ser invisible. El muy caradura se acercó a mi y comenzó el show, si hay algo a lo que tengo miedo y aversión es a las serpientes, el putamadre me pasó el reptil todavía con vida por la cara y el cuerpo, me la puso de collar y sentí como se deslizaba por mi cuello, en fin una pesadilla para alguien que les tiene repulsión. Cual fue la sorpresa para el personaje antagónico de este cuento. A pesar de todos mis temores, yo actúe con tal naturalidad e ignoré por completo su presencia y la de su pariente más cercana en la cadena evolutiva. Fueron al menos cinco minutos que este individuo intento de todas las maneras posibles generar en mí descontrol, pavor, temor, histeria, perturbación, mientras yo de la manera más digna seguía con mi labor de servir a esta audiencia que poco a poco se fue poniendo de mi parte e hizo ver a este papanatas que finalmente había perdido al no conseguir el efecto que causó a los hombres de su pelotón, el incidente terminó abruptamente con la risotada general de sus compañeros y la salida del emputecido oficial profiriendo una cantidad irreproducible de insultos a mi persona, que en su interior se reía del prepotente teniente y continuaba apaciblemente con su labor:
“ Mi capitán, ¿trutro o pechuga?”
Pd: Nada personal Doc Viper
3 Comments:
Y nunca les metiste piedra de lumbre en la comida???
jajaja, aversión a las serpientes o al Ejército?. Las serpientes son increibles viejo. Viven de lo más tranquilas, pero si las molestan muerden, nunca antes.
Harto chanta su teniente, pa que voy a venir con cosas, creo que se salto la clase de tecnicas de mando en la escuela.
Cuando leí el "nada personal" quede plop jajaa, dije "si nunca he publicado nada de eso, como supo que serví en el Ejercito??, tanto se me nota??" jaja después caché que era por la serpiente.
saludos, ya sobrevivi a la semana, ahora tengo que recuperar ideas.
Yuk!! I hate snakes too
y felicito tu capacidad de autocontrol... yo creo que me hubiese desmayado cuan corta soy (si, soy bajita mido 1.56m) al suelo.
Ah!... leí tu post en gran reserva... y concuerdo contigo en el gusto por las empanadas de queso camarón... sé que eres de Sn. Antonio, pero las de Con Con (no me preguntes nombres, pero si sé llegar a la picá) son deliciosas.
Que te vaya bien en el matrimonio (o que lo hayas pasado bien si es que esto lo lees después de la fiesta)
Regards
Paly Messer S.
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