En una playa junto al mar (Canción de Donald)
Desde chico he estado peleado con el agua. Cuando pequeño me bañaba solo el domingo como Dios manda, los otros días era por presa no más, claro que mi mamá me refregaba hasta que quedaba como zapatito de charol. Para que vamos a decir el peinado, la raya la tengo marcada en el casco todavía y a falta de gomina, bueno era el limón con pepa incluida, todavía recuerdo el día en que mi abuelo tuvo que suplir a mi madre y nos peinó a mi hermana y a mí, claro que ella sacó la peor parte por tener el pelo largo, lo que es yo anduve paseando en el colegio la pepa del limón todo el día, debe ser la pepa de limón más ilustrada que he conocido, pa` mi que aprendió a dividir primero que yo, una mención especial merece el hecho que a pesar de todas las vueltas que me di en el día al llegar a la casa conservaba el mismo peinado intacto, hasta el día de hoy tengo la duda si fue kilo o kilo y medio de limones el que ocupó el tata. Otra vez me fui por las ramas, el punto es que teniendo un hermoso litoral con playas para disfrutar todo el año no me baño ni las visito, con decir que ni siquiera sé nadar. Debe ser que cuando niño tuve malas experiencias con la playa que impidió fomentar el instinto de pirigüin. Cuando iba a Cartagena era entretenido, pero el hueso de pollo mal enterrado me pinchaba las patitas, nunca pude llegar con el avioncito de plumavit a la casa, en la micro que siempre iba llena la gente me la despedazaba. En Santo Domingo me bañaba como un roto, en calzoncillo y en más de alguna ocasión a poto pelao, claro que era muy chico y la verdad es que el agua era demasiado helada y el viento que caracteriza esa playa me que me entrara arena por todos lados, pasaban días y todavía salía arena de mis orejas y partes más comprometedoras. Canelillo fue mi perdición, me agarré una insolación de putamadre, me quemé hasta los labios, hasta mi madre se burlaba de mi desgracia, me decía “Moreno de los labios gruesos por no decirte negro jetón”, terrible no se lo doy a nadie. Mi breve experiencia en las piscinas solo se ha remitido al triste y doloroso guatazo.
Teniendo tanto donde regodearse y yo peleado con las playas, si hasta me rechazan, recuerdo una vez que me las di de bacán y me metí más de lo debido en el mar, en el fondo lo hice por unos niñitos estaban más adentro que yo, no me podía quedar así ante tamaña afrenta, sobretodo ante la presencia de tanta mina rica, como cual pato de silabario saqué pecho y me interné en el océano que resultó no ser tan pacífico, capeando ola tras ola el mar me jugó una mala pasada, aun recuerdo la ola infame que me tumbo de forma ignominiosa ante la multitud, ese día nuestra relación se quebró para siempre. Para mí el mar se mira pero no se toca, menos me baño, una lástima pero es así, así nací y así me moriré.
Desde chico he estado peleado con el agua. Cuando pequeño me bañaba solo el domingo como Dios manda, los otros días era por presa no más, claro que mi mamá me refregaba hasta que quedaba como zapatito de charol. Para que vamos a decir el peinado, la raya la tengo marcada en el casco todavía y a falta de gomina, bueno era el limón con pepa incluida, todavía recuerdo el día en que mi abuelo tuvo que suplir a mi madre y nos peinó a mi hermana y a mí, claro que ella sacó la peor parte por tener el pelo largo, lo que es yo anduve paseando en el colegio la pepa del limón todo el día, debe ser la pepa de limón más ilustrada que he conocido, pa` mi que aprendió a dividir primero que yo, una mención especial merece el hecho que a pesar de todas las vueltas que me di en el día al llegar a la casa conservaba el mismo peinado intacto, hasta el día de hoy tengo la duda si fue kilo o kilo y medio de limones el que ocupó el tata. Otra vez me fui por las ramas, el punto es que teniendo un hermoso litoral con playas para disfrutar todo el año no me baño ni las visito, con decir que ni siquiera sé nadar. Debe ser que cuando niño tuve malas experiencias con la playa que impidió fomentar el instinto de pirigüin. Cuando iba a Cartagena era entretenido, pero el hueso de pollo mal enterrado me pinchaba las patitas, nunca pude llegar con el avioncito de plumavit a la casa, en la micro que siempre iba llena la gente me la despedazaba. En Santo Domingo me bañaba como un roto, en calzoncillo y en más de alguna ocasión a poto pelao, claro que era muy chico y la verdad es que el agua era demasiado helada y el viento que caracteriza esa playa me que me entrara arena por todos lados, pasaban días y todavía salía arena de mis orejas y partes más comprometedoras. Canelillo fue mi perdición, me agarré una insolación de putamadre, me quemé hasta los labios, hasta mi madre se burlaba de mi desgracia, me decía “Moreno de los labios gruesos por no decirte negro jetón”, terrible no se lo doy a nadie. Mi breve experiencia en las piscinas solo se ha remitido al triste y doloroso guatazo.
Teniendo tanto donde regodearse y yo peleado con las playas, si hasta me rechazan, recuerdo una vez que me las di de bacán y me metí más de lo debido en el mar, en el fondo lo hice por unos niñitos estaban más adentro que yo, no me podía quedar así ante tamaña afrenta, sobretodo ante la presencia de tanta mina rica, como cual pato de silabario saqué pecho y me interné en el océano que resultó no ser tan pacífico, capeando ola tras ola el mar me jugó una mala pasada, aun recuerdo la ola infame que me tumbo de forma ignominiosa ante la multitud, ese día nuestra relación se quebró para siempre. Para mí el mar se mira pero no se toca, menos me baño, una lástima pero es así, así nací y así me moriré.
7 Comments:
Jajajaj, muy buena tu historia con la playa..., me reí mucho, que cosas te pasaron...
Lo que es yo, no entro al mar si no es con mi marido, y trato de no soltarle la mano, ya que me da miendo la fuerza que tienen las aguas. Igual lo paso bien cuando entro con él, pero sola ni loca lo haría.
Tal vez si tú tratas de entrar con alguien, puede que se te pase el miedo... digo yo. Suerte para este verano.
ay Danile, como me rei con la historia que relatas..jeeje
pero sabe yo siempre fui a la playa cuando era chica, Playa Balnca que queda como 45 minutos aprox de Concepcion, pero hoy en dia le tengo iedo al mar, no se porque, antes era todo locontrario tenia que sacarme con abogado del agua, era de las ultimas que se salia y que se iba con toda la ropa casi mojada para la casa y eso que cambiaba, pero las gnas eran mas fuertes y mas de una vez me volvi a meter y me dieron mis buenos "cariñitos mis papas por eso...jejejeej
Pero hoy no gracias, el miedo es mas grande no se porque, me da susto susto, hoy como hormiga pienso que el mar es demasiado grande para mi ...jejejejejeje
bueno eso no mas
un saludote
Andrea, Toronto canada
El mar en el litoral central, para mi es sólo pa' mirarlo, demasiada helada el agua, duelen los huesitos...jajaja!.
Muy entretenido el post, hasta con las ramas incluidas... saludos desde una ciudad sin playita :(
Las playas de Santo Domingo son una delicia my friend.
Y si hacemos una vaca y te regalamos uno flotador como el del pato de Garfield?? o quizás esperas una alitas flotadoras?
Campaña nacional para que Daniel se moje más que las patitas se necesita ahora ya!!
jajaja
saludos mi buen
En cambio yo que en otra vida fui un lindo y colorido pez, adoro el mar, me gusta entrar al agua, mirarlo, fotografiarlo, olerlo, soñarlo, de día, de noche, con frio, calor, preferentemente solita o con gente si no queda otra, pero me gusta, me siento en casa, lástima que vivo en Chillán, quien como tú querido niño del puerto, suerte que tenis...
Me reí n con tu historia.
A mí me encanta el mar,pero para mirarlo no más, acercarme un poco.. y eso.
Muchas personas creen que porque uno vive en la costa tiene que ir a la playa siempre y... yo no voy nunca.
Me meto re poco al agua no me gusta mucho(además que tampoco nado)
Pero weno...haber si igual voy la prox. semanaa tostarme un poquito.jeje.
un besito chau
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