domingo, noviembre 13, 2005

La Alegría ya viene...

Hay días en que me siento angustiado. ¿Por qué todo tiene que ser tan difícil?, Aún no soy capaz de ordenar mi tiempo, ya no leo tanto, entendiendo esta lectura como instrumental y no aquella que nos da placer. Estas últimas semanas me he diluido entre el aparato digestivo, el imperio romano, el sistema solar, la modificación de la superficie terrestre, la política de los bloques después de la II guerra mundial, etc. Lo peor es que siento que mis alumnos (as) no han captado mucho, o mejor dicho no han querido captar, afortunadamente siempre hay excepciones, esos que después de terminada la clase te preguntan si acaso todavía existe el muro de Berlín, con mucha paciencia les explico que mientras ellos nacían, la Alemania se unía, previa caída del fatídico muro, mientras en la cabezota del seudoprofesor, la neurona rockera programa Wind of Changes del Grupo Scorpions, con silbido incluido. Sí, la verdad es que se me esta juntando el rojo con el blanco, o peinando la muñeca. Hay días en que encuentro que no hago nada productivo, y lo que es peor, hace unos días me llegó el decreto alcaldicio referente a mi reemplazo, donde se detalla cuanto se me va a pagar y pienso, “maldición me van a pagar más del doble de lo que ganaba antes”, suena tonto, pero no me causo alegría, siento que no lo merezco, aún no me siento capacitado en un cien por ciento. Que paradoja, en mi otro trabajo, sentía que lo hacía bien, incluso hacía más de lo que me correspondía, y ganaba apenas el mínimo, claro que con ese mínimo pude estudiar, lo que no es poco en este bendito país que por otra parte cada día es más chico por el recorte de mar de los Peruanos( creo que leeré de nuevo Adiós al séptimo de línea, necesito revivir esa hidalguía de Roberto Rodríguez, ya que si mal no recuerdo, soy reservista).
Pero tengo satisfacciones también, tres días a la semana, por las tardes hago clases a un grupo de señoras que pretenden nivelar sus estudios básicos, las pobres trabajan todo el día y por las tardes estudian con gran esfuerzo, tengo algunas que trabajan en los programas de empleo, que son un verdadero bodrio, donde las ocupan en lo que se les ocurra, limpiando y desmalezando. Basta caminar entre ellas cuando estan en sus labores de limpieza en cualquier parte de la comuna, para ver que el trabajo no siempre dignifica, sobre todo cuando ni siquiera cuentas con los implementos necesarios para cumplir tu casual labor. Aún así se esfuerzan por obtener su licencia de 7° y 8° básico, digamos que con sangre sudor y lágrimas y nos quedamos cortos, incluso hay días en que más de uno se va y vuelve a pie a su hogar pasadas las diez de la noche. Hasta me siento culpable cada vez que les doy una tarea para realizar en sus casas, me pregunto a que hora, con que ganas. Raya para la suma, la educación es una trago amargo que deja un sabor dulce, claro que para ello hay que ser un buen catador, sino se pierde la perspectiva del trabajo realizado.
Hay días en que me siento angustiado, tengo miedo a acostumbrarme a que toda esta realidad que me rodea, siga siendo normal. La guinda de la torta, el otro día en TVN los candidatos por nuestra ciudad al parlamento dieron un triste espectáculo, (incluído el pastelito que grita Trabajo, Trabajo, Trabajo) solo se dedicaron a agredirse mutuamente en desmedro de las ideas para hacer surgir esta zona, otra vez triunfan las pequeñeces de nuestras autoridades por sobre el bien común, la inercia llegó para instalarse definitivamente en este puerto, que solo funciona por eso, por inercia.